El Pozo de los Humos podemos decir que es un elemento natural compartido por dos municipios, Masueco y Pereña. El pozo de los Humos es una cascada de unos cincuenta metros de altura que se ha formado en el Rio Uces, uno de los afluentes del Duero. El margen izquierdo pertenece a Masueco, y el derecho a Pereña.
Como hemos dicho, esta cascada tiene una altura de 50 metros, lo que hace que cuando el agua llega abajo forma una nube de vapor que se eleva por todo el contorno siendo un espectáculo inolvidable.
Desde hace algún tiempo para mejorar más aún la vista de esta maravilla tenemos una pasarela en lo más alto que se adentra en el rio generando en el visitante una sensación de conexión e integracion total con el entorno.
Cómo llegar con el coche:
Desde Masueco en dirección norte y desde la Plaza Mayor podemos elegir derecha o izquierda, el de la derecha es transitable en coche por la ruta de Vallegorda, y recorriendo las fincas rústicas de los parajes de Vallegorda, Los Cañizos, El Tintal, Tras el Monte, El Cimero y el Molino nos llevan al último sitio transitable en coche.
Aquí aparcaremos fácilmente en este lugar llamado La Peña del Agua y bajamos por el paraje La Roblea.
Pero si lo que queremos es hacer el camino a pie nos decantaremos por el camino de la izquierda. con esta alternativa recorreremos una menor distancia, recorriendo los campos del municipio.
Miguel de Unamuno dejó por escrito su fascinación al ver la cascada desde Masueco.
El primer pueblo de La Ribera a donde llegué fue Masueco... Al siguiente día de mi llegada fuimos a ver la cascada de los Humos, en los arribes de uno de los afluentes al Duero... Es singular el atractivo del agua. Estaríase uno las horas muertas contemplándola fluir, dejándose ganar el espíritu por la sensación purísima que su constante curso nos produce. El agua es acaso la que mejor imagen nos ofrece de la quietud en el movimiento, del solemne reposo supremo que del concierto de las carreras de los seres todos surge. En el estanque duerme el agua reflejando al cielo, pero con no menos pureza lo refleja en el cristal de un sosegado río, cuyas aguas, siempre distintas, ofrecen la misma superficie siempre. Y en la cascada misma, por donde se despeña bramando, preséntanos una vena compacta, una columna que acaba por parecer sólida. ¡Enorme fuerza la que sin aparato alguno, con la sencillez del coloso, despliega!... Es una de las más hermosas caídas de agua que pueden verse entre aquellos tajos adustos. Divídese la cascada mayor en dos cuerpos debido a un saliente de la roca, y va a perderse en un remanso de donde surge el vapor que ha valido al paraje el nombre de los Humos. Junto a la inmensa vena líquida, a su abrigo, en las quebraduras y resquicios de la roca, anidan palomas que revolotean en torno del coloso. Este irá desgastando poco apoco el desnivel que le produce, y es seguro que cada año se achica la cascada, aunque sólo sea en un milímetro o en fracción de él. ¡Los siglos que habría necesitado el agua para excavar tales tajos y reducir análogas cascadas!.
Comentarios