Un fin de semana perfecto


 

Llegué a esta página buscando una escapada para un fin de semana. Vivo en Madrid y el viaje, quizá un pelín largo para una escapada de fin de semana (3 horas), merece la pena.

Al ver todo lo que se podía hacer en Las Arribes no me quedaba claro que ver en dos días, pues me gustaría verlo todo. Contactamos con el personal que lleva vivelasarribes.es para que nos recomendaran un plan de dos días. No sólo me recomendaron sitios y rutas, sino que me hicieron llegar por mail una propuesta de viaje completísima.

La verdad es que mi decisión de viaje fue algo precipitada, por lo que no sabía qué hacer con mi perro, pero me recomendaron un alojamiento donde no habría problema en llevarlo. He de señalar que mi perro no pesa más de 4kg, por lo que quizá  fue su reducido tamaño o que en el alojamiento no pongan problemas en llevar mascota. El alojamiento escogido fue "Hotel la Jara", que dispone de apartamentos muy económicos (quiero recordar 60€).

 

Ya con el plan decidido, nos ponemos en marcha. Al llegar al hotel, algo cansado del viaje, salimos a la terraza del apartamento. Me llamó muchísimo la atención el silencio. Sólo se escuchaba el agua de una fuente y no había nada de ruido. Este hotel está al lado de la oficina de turismo de Aldeadávila de la Ribera. Allí fueron muy amables y me indicaron como llegar a las zonas de interés cercanas. Elegimos dos para esa tarde: Mirador del Fraile y Mirador de Felipe. Que decir de estos dos miradores, pues las vistas son indescriptibles, por mucho que escriba no os podréis hacer una idea de las vistas que ofrecen. He leído varios artículos sobre estos dos miradores y aún así no me hacia la idea de lo que me encontraría al llegar.

Una vez visitados los dos miradores ya comenzaba a oscurecer, por lo que decidimos dar una vuelta por el pueblo. Señalar otra vez la tranquilidad del entorno, ningún ruido.
Otro punto que me llamó enormemente la atención: las estrellas. Algo que siempre está ahí, pero que la contaminación lumínica de Madrid no nos deja ver. No había visto un cielo con tantas estrellas. La verdad que es una pena que algo que tenemos siempre encima de nuestras cabezas no se deje ver.

Al día siguiente seguimos las recomendaciones que nos ofrecieron en vivelasarribes.es y lo primero que hicimos fue comprar un “pan de hornazo” y a la mochila. Comenzamos la ruta de norte a sur por la línea del rio Duero, para que de esta manera fuésemos avanzando esos kilómetros en el viaje de vuelta.

La primera parada fue en el Mirador de la Code. Tuvimos que preguntar un poco como llegar, pues hay que tomar un camino sin asfaltar durante un kilómetro que te hace dudar un poco si ese es el camino correcto. Al llegar, unas vistas magnificas.

Próxima parada, Mirador del Castillo. Desde allí pudimos observar una especie de puerto y decidimos bajar a echar un vistazo. Justo ese día había alguna actividad en la que bajaba un motón de gente andando. Durante la bajada nos encontramos con una especie de molino antiguo. A la subida, llegó la hora de comer, así que nos adentramos un poco entre las montañas, sacamos el Pan de Hornazo, y esto es una experiencia que se la recomiendo a todo el mundo. Máxima tranquilidad, sólo el ruido del agua de un arroyo cercano y los pájaros cantando.

Lo más destacable de esta visita fue la tranquilidad del entorno. Si lo que buscas es una escapada para desconectar, lo recomiendo.

Deseando volver para poder ver todo lo que nos quedó pendiente.

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